jueves, 2 de julio de 2009

LOS SABORES DEL PORRO

San Pelayo –Córdoba – Colombia

Por Luisa Piñeros

El porro se cultiva silvestremente en el patio de las casas cordobesas. En los solares se toca, en la plaza se baila, en las escuelas se enseña.

Dentro del ADN de los habitantes de la región, vienen incluidos bombardinos, clarinetes, trompetas, redoblantes, bombos, platillos y voces que por décadas han ayudado a consolidar un movimiento musical que reafirma la identidad sínuense.

El Festival del Porro de San Pelayo celebró durante el 26 y el 29 de Junio, su edición número 33, iniciando desde 1977 de forma rudimentaria pero con la intuición de poner al porro en el status que ha ganado en estos largos años.

Pisar tierra pelayera es entrar en un mundo desconocido en el que poco a poco sus habitantes se encargan de mostrar. Así como las puertas de las casas permanecen abiertas, los corazones están de par en par para compartir con foráneos como yo.

El festival se empieza a vivir justo en el momento en el que las bandas hacen su arribo una tras otra a la plaza principal. Su carta de presentación y la manera de decir aquí llegamos, es la interpretación de algún porro tapado, palitiao, fandango o cumbión. Con esa primera impresión, los espectadores y lugareños, empiezan a tomarle la temperatura a los concursantes.

Las noches en la tarima Maria Varila estuvieron llenas de notas en diferentes géneros. Como preámbulo a la mágica Alborada, los motores los calentamos con Adriana Lucia, Juancho Torres y su Orquesta, La Banda Maria varilla de san Pelayo, el cuarteto Oreste ( hijos de Pablo Flores ), y la banda 20 de diciembre de Cotorra. Con toda esta música encima, la descarga llegó a eso de las 4 de la mañana, recibiendo el alba, dándole los buenos días al porro. Durante casi dos horas emprendimos un recorrido detrás de las bandas que iban rumbo a la tarima principal para entre todas conformar la Gran Banda Pelayera. Más de 500 músicos en tarima, interpretando al unisino el himno nacional ; temas como “ soy Pelayero “ y el gran cierre con el “ Maria Varilla “, el más representativo del festival. Justo en ese momento de alucinación sonora, tuve un instante de lucidez para entender que el porro es una actitud, un rito místico y religioso, una danza, una forma culinaria, una energía que se mete por los pies y desemboca en un baile incitador, coqueto, femenino, donde tienes que bailar con los brazos arriba, abrazando al viento que trae los sonidos para tu alma.

Solo puedes sonreír ante el espasmo de emociones que produce vivr una alborada. Te olvidas de dónde vienes, dejas de existir como individuo para entregarte al regocijo colectivo, a la dicha de existir, a la gracia de estar vivo , al placer del baile. El cuerpo se transforma, el porro está vivo.

En san Pelayo no se duerme, se toma ron y se baila en cada esquina. Se viven los desfiles callejeros, se come sancocho pelayero, diabolines, suero con yuca, se toma jugo de carambolo, te refrescas con raspado de colores, te emparrandas con la gente , te enamoras en la rueda de fandango, te entregas a la música y ella te recibe con la calidez que tienen las cosas sencillas.

Este festival es la consecuencia de una herencia musical que se ha pasado de forma oral y también enseñada. De niños ya están contagiados con su cultura, la defienden , la bailan con sus tías, la tocan en las calles. El sabor que queda luego de convivir durante cuatro días con estas personas que parecieras conocer de siempre, es de gratitud por no dejar morir sus tradiciones, por hacerle resistencia a esos híbridos culturales del mundo moderno. En sus hogares se vive la fiesta y las tarimas son el espacio propicio para recordar la importancia del baile. Cada año, los pelayeros se engalanan para mostrar lo mejor de su cultura, son grandes anfitriones, y desde ahora, grandes amigos mios del porro.

Costeños de agua dulce, cienagueros , habitantes de la riviera del sinú , gracias por tan bellos sonidos. Si la vida lo permite empacaré mi mochila, mi sombrero 21 vueltas y un par de sandalias para no parar de bailar.

Que vivan los sabores del porro.

2 comentarios:

Francia Elena Vélez Gaviria dijo...

Sencillamente espectacular, quiero ir el proximo año a San Pelayo, despues de leer este articulo no quiero dejar pasar otra oportunidad de vibrar con el porro... con nuestra gente colombiana...a vivir el porro, especialmente a perderme en la rueda del fandango.

francy dijo...

Muy emocionante leer este articulo.
Sencillamente asi somos y asi lo vivimos en San Pelayo!!