sábado, 13 de junio de 2009

EDSON VELANDIA... ¡¡¿QUIENEJESEMÁN?!!

Edson Velandia. Nombre que no dice mayor cosa, poco sonoro, nada pegajoso. Una de esas particulares generalidades. En el ámbito de la “música nacional”, tal vez alguno recuerde, con el apellido, lo de la vereda de tal en la inolvidable “Cucharita”, de Velosa. Pero no le hace, Edson Velandia, gran anónimo, no es de Saboyá; nació en Piedecuesta, departamento de Santander.

A continuación un breve perfil del personaje, inspirado en su música (es músico, si señoras), en sus discos y en lo conmovedor de su presencia cuando decide pararse en el escenario. Aquí no hablamos de carrera, mejor referirse a una trocha de experiencias de eso que a falta de etiqueta se puede denominar “perspectiva interdisciplinaria”. Cuidado con las ramas.

Cuenta Velandia con la nada despreciable cifra de cinco producciones discográficas, aunque no todas hechas por el solito. De primerazo, un disco que pudo ser, pero no fue, un gran paso en no se sabe qué dirección, solo se sabe que gran paso. La agrupación “Cabuya”, que jugó con Edson en la delantera, dio a conocer su primer trabajo en el año 2004. Decimos que “pudo ser” porque “Comienza el garroteo”, como se titula el ejemplar, es uno de esos casos con los que, tristemente, “no paso nada”.

Pasó mucho en realidad, pero nada prosperó. Como que sí se conoció Cabuya, como que no, y todos los conciertos en Bogotá se llenaban, pero entonces, cuando se animaron a trastearse de Bucaramanga a la temible capital, pues el capital mismo se encargó de reventarlos. El primero en salir a volar fue don Velandia. Aquí que no peco dijo y de una vez fue que empacando la maleta agarró su soberana y de vuelta pa’ Piedecuesta, su pueblo. Sin echarle mucho lápiz, puede decirse que un gran logro de esa etapa fue allanar terreno para nuevas producciones.

Entre el año 2006 y el 2007, Edson habitaba a ratos en la casa de su padre, Germán Velandia, otro de esos indomables del verbo musical. Lo saludé de mano un domingo cuando muy atento del esférico, don Germán esperaba el gran evento de la tarde viendo la televisión. Aún me cuesta imaginar que persona tan aparentemente normal, se haya ganado un carro a costa de las risotadas del público que quince años atrás lo coronó campeón cuentachistes en Sábados Felices.

La poco recordada celebridad del papá Velandia es debida a su torbellino “Las Profesiones”, escrito en el estilo que de pasó marcó la vena creativa de Edson Velandia infante. Ya en la adolescencia, al hijo Velandia le dio por los chistes, la guitarra y otro poco de cosas que lo llevaron a la puerta de la academia y más tarde, o sea ahora, a inventar su propia manera de conjugarlo todo, sin olvidar de dónde es que viene el humor de sus canciones y lo buen payaso en general de su actitud. Por eso dice que su música es “jución”, no “fusión”. Viene más bien como de “conjugar” y “jugar”: jugar a ser alcalde por ejemplo, y conjugarlo con una cabeza de burro.

Sin querer queriendo se puso en escena el juego el 25 de marzo del año 2007. Ese día nada de raro tenía un concierto. En Piedecuesta es normal desde hace 100 años que cada domingo o festivo, la Banda Municipal realice una retreta por la tarde para los paseantes de la plaza principal. Lo anormal fue que al evento se sumase un telonero. Por eso el desfile del “man cabeza’e burro” causó conmoción, sorpresa y regocijo. Luego de verlo pasar con su cortejo musical, inaugurando el concierto, a Don Germán se le notó orgulloso de encontrar encarnado en su heredero aquel “príncipe de la falacia”, regente de risotada y jolgorio.

Así fue el lanzamiento de un nuevo producto: “Once Rasqas”. Y claro, un paso grande de la nueva agrupación: “Velandia y la Tigra”. La euforia del puñado de fanáticos que a trancas corearon sus canciones a pesar del aguacero, por un lado, y de lo intrincado de los textos, por el otro, selló con broche brillante un evento que esperamos no se olvide en un buen rato. Es posible, varias cámaras se encargaron de convertirlo en documento.

Resumamos pues afirmando que el hijo Velandia recibió de su padre el amor y admiración por la carranga. Algo de músico y bachiller le quedó también de los años en el Colegio Departamental “Balbino García”. Remató el prócer con su paso por la Universidad Autónoma de Bucaramanga, donde tuvo la fortuna de encontrar influyentes maestros como Blas Emilio Atehortúa, quien le aportó algunos secretos propios de la rigurosa formación académica occidental.

En el plano popular, “Santacruz” fue de los primeros intentos, hace poco más de tres lustros. Ese grupo juvenil fue el germen del mentado “Cabuya”, que a su vez fue partícipe en la histórica primera edición del finado Festival Nacional de Fusión de la Universidad Nacional de Colombia (qué lástima ese evento), en el año 2004. De esa forma hicieron público el proyecto por primera vez en la ciudad de Bogotá. Además de las 14 canciones escritas por Edson y Sergio Arias, “Cabuya” entregó con la segunda edición del disco un video dirigido por el mismo Edson.

Lo anterior solo para mencionar con cierta lógica que el hijo Velandia también le jala al audiovisual. Por eso fundó su propia empresa, “Cinechichera Reproducciones”, que le ha patrocinado no se sabe de cómo dónde, caprichos con personajes callejeros y viajecitos variopintos que incluyen desde el caribe, hasta el nordeste antioqueño. Cuentan que por allá entre el rojo monte se vino a encontrar un amor, pero obviamos el tema porque en amores se nos puede ir toda la mañana.

“Cinechichera” ofrece a su público 9 reproducciones: del año 2002, “Péreje”, corto documental de 2 minutos con 4 niños vendedores de semáforo; del año 2005, “El Bendito”, documental sobre el centenario gaitero Enrique Arias, realizado en el marco del festival de gaitas “Francisco Llirene” de Ovejas, Sucre; del mismo año un video-clip de la canción “El campesino alegre” interpretada por Macías, el cantor de Lejanías, cuya realización se desarrolló en Zona Rural de Segovia y Remedios, departamento de Antioquia; 2006 llegó con otro video-clip, la canción “Mono Hit”, que se hizo con los raperos Calle Zona, de Bucaramanga, y la gente de Cabuya. Tremendo tema.

Antes de aquel, en el año 2004, estuvo listo el mencionado video-clip de “El Billetico”, con Cabuya, y finalmente el video de “El Sietemanes”. Decimos que finalmente, porque con éste se cierra una y arranca otra etapa, de la cual son los videos correspondientes a “La Tigra”. “Sietemanes”, primer sencillo de la música rasqa, fue dirigido por el reconocido Rubén Mendoza.

Después de muchos besos y abrazos, el video pudo conocerse en 2007. Le siguieron “La cuña”, realizado por Frank Benites, “Dejo”, realizado por Mendoza, que como insigne caballero se agarro de otra tajada, y “La mafia del aguacate”, otra de esas canciones que, como “El Billetico”, ya venían desde los años de “Cabuya”. Ese lo realizó William Jones.

Van dos discos. El año que no olvida Germán Velandia es 1992. “Las profesiones”, el torbellino garlado, no fue solamente el golpe definitivo de su triunfo en Sábados Felices, sino también una reflexión burlona que, 17 años después, conserva su vigencia: un diálogo efectivo entre la academia y el conocimiento de indumentaria popular. Quizá por eso es uno de los temas más llamativos del disco “Amor, humor y canciones”, producción del año 2007, igual que las “Once Rasqas”. Aquí son diez canciones sobre tópicos variados.

Germán Velandia y su grupo “El Son Picante”, integrado entre otros por el propio papá Velandia, el Ñeque y Mapache, son exponentes de la carranga tipo exportación. Y como aporte especial, hay un tema interpretado por el hijo Velandia, con sección rap montañero a cargo de Sergio Arias, una vez más, ex – militante de “Cabuya”. Éste tema, titulado “Por jin chinita” es de lo más progresivo que se ha hecho en toda la historia del espectro carranguero.

Van tres. El otro se llama “Sócrates”, también de 2007, un disco dedicado a la infancia. Sin embargo, al escucharlo puede notarse que en su concepción la frontera de los años no existe. Es una producción con canciones que perfectamente pueden empatar en un bar, en la sala de la casa o en el jardín infantil. Gran virtud, esta novedosa propuesta fue desarrollada junto a niños y niñas pertenecientes al jardín infantil “La ronda” de Bucaramanga, quienes se entendieron a la perfección con Edson y con Gabriel Matute, bajista de “La Tigra” y escudero efectivo en estas locas aventuras.

Luego de ires y venires, de conciertos en bares anónimos y agarrones familiares, “La Tigra” se coronó un espacio en Rock al Parque 2008. Pero el aguacero, poderoso e invencible como el azar, se fue levantando detrás del escenario y en menos de tres canciones acabó con el tímido solecito y de paso la mejor cara que pudo poner el pobre cabeza e’burro. Alcanzaron a tocar cuatro canciones, pero luego de todo este carretazo, el lector entenderá el nivel de frustración con el que quedamos los pocos asistentes.

Culpa de nadie, pero que sea un motivo, (salud), para estar atentos de lo que sucede en estos días con “Velandia y la Tigra”. Junio, 2009, mes del lanzamiento de su esperada segunda producción. Con sus palabras: “En este capitulo el man Cabeza e´burro personifica a Miles Broncas, mejor conocido como Superzencillo, ¿un super héroe del monte?, ¿un burro con plata?”.

En la Radio Nacional se le escucha hace días el discazo y podemos decir que el hijo Velandia, aunque terco, no es ningún burro. Y claro, pocos billetes, pero dignos de mucha confianza. Edson Velandia es un fruto sin gusano. Bien lo dijo en otra rasqa: para pelearle al diestro, mejor entrenarse en páramo. “Superzencillo”.

Cinco, salgo a seguir buscando.



JOSÉ PERILLA
Junio de 2009